martes, 17 de marzo de 2015

Trastornos del sueño en la infancia

Tanto en el adulto como en el niño, el sueño es una función imprescindible dentro de la vida humana; las alteraciones de esta función provocan malestar físico y psicológico. En el caso del niño no suele generar problemas excesivos pero si pueden alterar la convivencia dentro del contexto familiar.Con intervenciones sencillas se logra restaurar la normalidad nocturna.

Los seres humanos experimenten trastornos psicológicos graves si se mantienen despiertos durante largos periodos de tiempo. Una de las finalidades conocidas del sueño es la de permitir la restauración de las funciones vitales y energéticas.

El sueño supone una ruptura con el mundo exterior. En la actividad somática existen dos cambios fisiológicos que son signos de que un organismo va a dormirse: los músculos se relajan y los ojos se cierren. Estos cambios representan la eliminación de la mayor parte de los impulsos aferentes que tienden a mantener el organismos despierto. Una vez dormido, el organismo permanece relativamente quieto, pero se mantiene una importante actividad somática.

Las actividades autónomas se mantienen, se este dormido o no, pero existen algunos cambios determinados que acompañan al sueño.El ritmo cardíaco se reduce significativamente. La presión sanguínea decrece. Se respira mas lentamente. La temperatura corporal desciende. El cerebro, mediante un sistema regulador, debilita las percepciones de los sentidos, seleccionando las sensaciones. Esto permite al sujeto conservar el sueño a pesar de las percepciones externas relevantes como ruidos. Naturalmente existe un percepción selectiva aprendida que hace que unos estímulos le despierten y otros no.

Existen dos periodos de sueño que se van alternando a lo largo de la noche y que reciben el nombre de sueño lento y sueño rápido, según disminuya o acelere el trazado del electroencefalograma.

En primer lugar, se produce un estado de adormecimiento o de presueño, durante el cual se va pasando desde el estado de vigilia al de sueño con una disminución progresiva del estado de conciencia. Existen unas manifestaciones prodrómicas que nos permite detectar esta fase:Disminución del nivel de vigilancia y de la capacidad de discriminación sensorial; disminución de los rendimientos psíquicos; desinterés progresivo, bostezos, pesadez de párpados y sequedad ocular; hipotonía muscular.

En las situaciones de adormecimiento espontáneo se comprueba que dormirse no es un acto voluntario. En esta fase es normal que se produzcan imágenes hipnagogicas, que consisten en ilusiones visuales o auditivas, que no existen, pero que pueden parecer reales, y movimientos musculares.

A partir de los 5 o 6 años, durante el sueño se establecen las fases mencionadas anteriormente, en el niño pequeño, el sueño tiene unas características distintas.

El sueño se divide en sueño rápido o REM y sueño lento o no REM.

El sueño REM (movimiento rápido de los ojos). La tensión de la sangre y el flujo sanguíneo hacia el cerebro se incrementan, el ritmo cardíaco y respiratorio se tornan irregulares. Decrece el tono muscular y hay poco movimiento del cuerpo. Los movimientos coordinados complejos son imposibles durante el sueño REM porque los impulsos nerviosos que van del cerebro a los músculos están mayormente bloqueados. Los movimientos que se producen están asociados con la respiración, la audición y los ojos.Es durante el sueño REM que se presentan los sueños.

Sueño no REM. El ritmo cardíaco y respiratorio se mantienen estables. Los músculos se relajan.

Los problemas del sueño son comunes durante la infancia. Son pocos los niños que crecen sin experimentarlos. La variedad de problemas es inmensa. A algunos niños les resulta difícil acostarse cuando llega la hora, otros se duermen enseguida pero se despiertan muchas veces durante la noche. Hay niños que duermen bien, pero se despiertan al amanecer, dispuestos a empezar el día. Las pesadillas y los temores nocturnos son fenómenos universales. El sueño puede verse afectado por cólicos, comidas nocturnas o enfermedades.

La evolución del sueño se caracteriza por pasar de ser polifásico a monofásico. El niño comienza durmiendo de 5 a 6 periodos al día cada uno de ellos compuesto de 3 a 4 horas de sueño. Existen diferencias individuales en los hábitos del sueño debido a las características personales del niño o a las culturas de los padres. El niño debe aprender unas pautas culturales de sueño y vigilia.

Hacia las 28 semanas, la mayoría de los niños duermen durante toda la noche.

El primer trimestre: 0 a 3 meses. La tarea del niño durante el primer trimestre del primer año es adecuarse a la vida fuera del útero. El niño posee un repertorio de conductas que le permiten comunicar sus necesidades. Los padres, por su parte, aprenden a interpretar las señales de la conducta del niño, a fin de poder brindarle el cuidado correcto.
El niño que tiene una pauta de sueño metódica duerme mas de noche, esta despierto mas tiempo durante el día y hace ininterrumpidas siestas durante el día, en lugar de breves y frecuentes sueños.Durante los tres primeros meses de vida, el niño duerme de 16 a 17 horas por día. Los periodos de sueño y de vigilia se distribuyen de manera pareja a lo largo de las 24 horas. Cuando un niño se sacia, se queda dormido, vuelve a despertarse cuando tiene hambre y permanece despierto por un tiempo breve después de la comida. Hacia las seis semanas, el niño empieza a mostrar un periodo diario de sostenida vigilia, que suele presentarse por la tarde. Los niños nacidos prematuramente tienen una pauta algo diferente, al comienzo, tienden a dormir mas que los que nacieron en termino.

El segundo trimestre: 3 a 6 meses. El niño de esta edad duerme unas 14 horas en total: 9 a 10 horas de noche y de 4 a 5 horas durante el día. El día suele comenzar de las 6 a las 8 de la mañana. Hace dos o tres siestas por día a horas relativamente regulares. La hora de acostarse es entre las 7 y las 9 de la noche. Otro avance importante es que del 50 al 70 por ciento de los infantes de ese grupo de edad duermen siete oras seguidas por noche.

El tercer trimestre: 6 a 9 meses. Entre los seis y los nueve meses, el niño hace varios avances críticos en su desarrollo. La capacidad de pensar que tiene el infante se ve impulsada por la comprensión de la permanencia del objeto. El niño empieza a darse cuenta de que la gente y los objetos siguen existiendo aun cuando no están a la vista. También aprende a distinguir a la gente familiar de la gente a la que solo ve de manera infrecuente. Este fenómeno se denomina conciencia del extraño. El sueño total por día varia de 13 a 15 horas. Ha disminuido el vinculo entre el sueño y la alimentación. Esta es una buena edad para establecer un ritual de la hora de acostarse, si es que aun no se ha desarrollado por sí mismo. En ese grupo de edad se observa un resurgimiento de los llantos nocturnos, aun entre los infantes que anteriormente dormían toda la noche sin dificultad. Este fenómeno es el llanto nocturno del desarrollo. El infante se despierta normalmente después de un sueño ligero y se encuentra solo, es importante que los padres tranquilicen al niño, ya que necesita saber que sus padres volverán a el. El llanto nocturno del desarrollo cesa por si mismo una vez que el no domina la permanencia del objeto. Se puede alentar al niño a irse a dormir con un objeto especial, ese objeto transicional proporciona un vinculo físico entre el estado de vigilia y el sueño.

El cuarto trimestre: 9 a 12 meses. El ultimo trimestre del primer año marca el inicio de la búsqueda deindependencia. El niño en esta edad duerme 14 horas por día, 12 de las cuales son de noche, con dos siestas diarias de una hora cada una. La actividad física del infante tiene implicaciones para la conducta en el sueño.

El sueño del niño de 1 a 3 años. El niño de esta edad puede expresar sus ideas, dar ordenes, y hacer preguntas. Posee mayor control de su cuerpo y necesita menos ayuda de los adultos para realizar actividades de la vida cotidiana. Vivir con un niño de esa edad requiere paciencia, flexibilidad, diplomacia, y humor. El rol de los padres consiste en estructurar contextos seguros para el ejercicio de la autonomía. Los padres deben guiar sin sofocar, y brindar libertad sin caos. Se puede esperar que los niños que aun no caminan bien duerman entre 12 y 13 horas por día. Una o dos horas de ese tiempo suelen ocuparlas las siestas, estas pueden variar mucho: algunos niños duermen 20 minutos y otras 4 horas. Entre los 15 y los 18 meses, los niños entran en una fase de transición: dos siestas son demasiado y una no es suficiente.

Los preescolares y el sueño. Los preescolares poseen un dominio motor gracias al cual pueden correr, saltar y trepar con facilidad. También se expanden las capacidades del lenguaje, su vocabulario cuenta con miles de palabras, son capaces de entender conceptos como estar cansado, tener hambre o frío. Tiene dificultad para entender que otros pueden no compartir siempre su punto de vista. Poseen una imaginación maravillosa.
Las tendencias de los preescolares a atribuirles cualidades humanas a los objetos inanimados crean temores adicionales. Todas esas novedades tienen importancia para la conducta del sueño. Los preescolares duermen de 11 a 12 horas por noche. En su mayoría han abandonado la siesta de la tarde.

El sueño y los niños de edad escolar. Los niños que tienen entre 6 y 10 años focalizan su atención en la competencia y la productividad como individuos y como miembros de una familia, una escuela y una comunidad. A esa edad la autoestima es muy importante. Un niño de esta edad esta interesado en su cuerpo. La infancia media aporta avances importantes en la capacidad de un niño para pensar y hacer juicios morales. El niño duerme entre 10 y 11 horas por noche, pero el horario depende ahora de sus actividades escolares. Un estudio reciente con niños sanos de 8, 9,y 10 años dio como resultado que el 24 por ciento duerme mal. Casi la mitad reconoció dificultades con el sueño, que habían estado presentes por mas de seis meses. A algunos de los niños hasta se les daba sedantes para inducir el sueño.

Alteraciones normales

En el primer año de vida. El infante realiza espectaculares cambios en la conducta del sueño durante el primer año de vida. Los hábitos que se forman en ese periodo también pueden ser la base para los problemas del sueño. El problema más molesto en el primer año es la incapacidad de dormir toda la noche. Un infante puede despertarse de noche porque esta acostumbrado a que jueguen con él o lo alimenten. Puede carecer de la capacidad de volver a dormirse solo después de un despertar normal nocturno.

Alteraciones del sueño en niños de 1 a 3 años. El control y la separación figuran de manera prominente entre los problemas del sueño de esa edad. Se ve resistencia a la hora de acostarse en mas del 50 por ciento de esos niños, porque esa hora representa la separación ultima. Una manifestación común de la resistencia a ir a la cama es el síndrome del llamado, el niño llama o abandona la cama repetidamente con una variedad de pedidos. Otro problema del sueño de esa edad es el de despertarse con frecuencia durante la noche. Eso puede ocurrir cuando el niño no ha aprendido a volverse a dormir solo después de un despertar espontáneo normal en la noche. Los niños pueden experimentar pesadillas a esa edad, habitualmente relacionadas con esfuerzos en su vida diurna. Si sufre pesadillas frecuentes, es aconsejable considerar posibles presiones diurnas. Iniciar la enseñanza del uso del baño, puede resultar perturbador para el niño. Los terrores nocturnos también pueden presentarse en ese grupo de edad. Durante un terror nocturno, es posible encontrar al niño sentado en la cama, asustado y poco comunicativo. Parece estar despierto, pero en realidad duerme, por la mañana, no tendrá ningún recuerdo del episodio. Los terrores nocturnos son normales y tiene como causa el despertar parcial de un sueño profundo.

Alteraciones del sueño en los preescolares. Un problema bastante común en esa edad es la resistencia a acostarse. Muchas de las ansiedades de los preescolares pueden acarrear perturbaciones del sueño. Entre las ansiedades comunes esta el temor a mojar la cama durante la noche, el estrés relacionado con la escuela y las preocupaciones sobre la hospitalización y la muerte. Es factible que un niño que ha tenido un ingreso en el hospital, experimente trastornos del sueño, hasta unas seis semanas después de haber sido dado de alta. Los padres deben tranquilizarlo, con un lenguaje apropiado al desarrollo, en cuanto a lo que se esta haciendo para mantenerlo sano.También se preocupan por la muerte. Luego de una muerte en la familia, los niños suelen pensar que fue culpa de ellos o que pronto morirán sus padres, se les debe brindar la información adecuada sobre el tema.
La edad preescolar es el tiempo culminante de las pesadillas. Una pesadilla es prueba de que el niño esta elaborando activa y muy adecuadamente las experiencias de su vida. Las pesadillas suelen estar pobladas de animales o de inquietantes criaturas imaginarias. Las pesadillas ocasionales no son motivo de preocupación.

Las pesadillas frecuentes, con un tema recurrente, requieren mayor investigación para descubrir la fuente de los temores del niño y ayudarlo a encontrar modos adicionales de enfrentarlo. Los niños de esta edad pueden verbalizar sus temores.

Alteraciones del sueño en la infancia media. Los problemas del sueño más notable en ese grupo de edad son el insomnio, la incapacidad de dormirse o de mantenerse dormido. Un niño con insomnio duerme un tiempo nsuficiente, el insomnio suele estar relacionado con temores, estrés y preocupaciones. Los temores se basan mucho mas en la realidad que aquellos que afectan a niños preescolares. Los chicos en edad escolar se obsesionan con circunstancias raras en las cuales podrían verse dañados sus seres queridos. En la infancia media hay pesadillas, que puedan ser el modo de elaborar los sentimientos agresivos normales. También pueden ser el resultado de la exposición a material inquietante del cine o la televisión. Suelen tener terrores nocturnos. Son una señal de angustia y merecen investigación y tratamiento. Los niños de edad escolar puedan tomar medicamentos clásicos, como el metilfenidato para el problema de hiperactividad con déficit de atención, o preparaciones de teofilina para el asma. Esas medicaciones interfieren con el sueño. Los problemas del sueño en la infancia media están estrechamente relacionados con los avances que tienen lugar en el desarrollo. Los problemas del sueño pueden llegar a interferir con factores importantes, tales como la autoestima y el desempeño escolar.

Las pesadillas. Las pesadillas son, simplemente, sueños malos. Las pesadillas de los preescolares están pobladas de animales y otras figuras inquietantes que representan algunas de estas cuestiones de control.

Perturbaciones del sueño

Insomnio

Se trata de una perturbación que se caracteriza por una deficiente cantidad o calidad del sueño. El insomnio es un problema común en los niños de edad escolar. Puede aparecer solo o en combinación con otros problemas del sueño, como hablar o andar dormido y los temores nocturnos. El malestar subjetivo del insomne se acompaña habitualmente de ansiedad, nerviosismo, apatía, estados animo depresivo y eventualmente fatiga.

Terrores nocturnos

Esos episodios representan un despertar incompleto del sueño no REM de la etapa IV. El sueño de la etapa IV normalmente es muy profundo en los niños pequeños. La profundidad de ese tipo de sueño a veces puede hacer difícil la transición al siguiente ciclo de sueño. Cuando sucede eso, el resultado es un terror nocturno. El cinco por ciento de los niños experimentan terrores nocturnos. Los terrores nocturnos no son causa de preocupación en niños menores de 6 años, estos terrores son mas frecuentes cuando un niño esta excesivamente cansado.

Terrores nocturnos en niños mayores: Cuando se presentan terrores nocturnos en niños de mas de seis años, se debe investigar en busca de factores psicológicos. En ese grupo de edad, el problema puede ser una reflexión de algún estrés o ansiedad que el niño experimenta. Se trata de una situación en que la consulta psicológica es beneficiosa.

Hablar y caminar durante el sueño

Es el resultado de un despertar parcial del sueño sin sueños. Estos episodios suelen tener lugar de una a cuatro horas después de iniciado el sueño. Esto se debe a que la mayor parte del sueño no REM profundo se presenta durante los primeros ciclos. El niño no tiene ningún recuerdo del episodio. Un difundido concepto erróneo es que el niño que camina o habla durante el sueño responde a un sueño. El niño no es capaz de realizar esa clase de movimientos corporales complejos durante el sueño. Se lo considera un fenómeno normal y no requiere tratamiento.
Se estima que el 15 por ciento de los niños tiene al menos un episodio en el que caminan dormidos. Se produce con mayor frecuencia entre los tres y los siete años y no se lo tilda de patológico. Si el fenómeno se presenta durante los años de escuela o adolescencia, se justifica una mayor investigación, porque en esos grupos de edad suele haber una causa emocional subyacente. Los problemas emocionales no son las únicas causas del caminar en sueños. Algunos niños son más propensos a caminar dormidos cuando están enfermos y tienen fiebre. Los terrores nocturnos y la enuresis se producen con mayor frecuencia entre los que caminan dormidos. Se indica la consulta psicológica para los niños que caminar dormidos después de los siete años. También se debe procurar ayuda profesional para todo niño que camina dormido con frecuencia.

Narcolepsia

Es un síndrome neurológico. Hay cuatro manifestaciones clínicas características de la narcolepsia.
Son episodios en los que los niños sienten un sueño irresistible y se queda dormido. Ocurre habitualmente en circunstancias de aburrimiento o monotonía, pero también en otras situaciones en las que no es habitual dormirse, durante una conversación, mientras caminan, juegan, durante la comida. Muchas veces el niño no relata espontáneamente estos ataques de sueño sino que se queja de hipersomnia diurna continua. De forma secundaria el niño suele desarrollar problemas de comportamiento o mal rendimiento escolar, síntomas que pueden ser la primera manifestación del cuadro.